Los atentados fueron cometidos por diecinueve miembros de la red yihadista Al-Qaida,divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista
pilotoque se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la
tripulación de la cabina. Los aviones de los vuelos
11 de American Airlines y
175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados, siendo ambos estrellados contra las dos torres gemelas del
World Trade Center, el primero contra la torre Norte y el segundo poco después contra la Sur, provocando que ambos
rascacielos se derrumbaran en las dos horas siguientes.
El tercer avión secuestrado pertenecía al
vuelo 77 de American Airlines y fue empleado para ser impactado contra una de las fachadas del
Pentágono, en
Virginia. El cuarto avión, perteneciente al
vuelo 93 de United Airlines, no alcanzó ningún objetivo al resultar estrellado en campo abierto, cerca de Shanksville, en
Pensilvania, tras perder el control en cabina como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista.
Los atentados causaron más de 6.000 heridos, la muerte de 2.973 personas y la desaparición de otras 24, resultando muertos igualmente los 19 terroristas.
Los atentados, que fueron condenados inmediatamente como
horrendos ataques terroristas por el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se caracterizaron por el empleo de aviones comerciales como armamento, provocando una reacción de temor generalizado en todo el mundo y particularmente en los países occidentales, que alteró desde entonces las políticas internacionales de
seguridad aérea.
Los atentados:
Algunos pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones secuestrados pudieron llamar con sus
teléfonos móviles, informando de que había varios secuestradores en cada avión. Un total de 19 fueron más tarde identificados por el
FBI, cuatro en el vuelo United 93 y cinco en los otros tres vuelos.
[cita requerida]
Según revelaron los testimonios desde los propios aviones, los secuestradores habían tomado el control de éstos usando simples navajas con las que mataron a azafatas de vuelo y al menos a un piloto o pasajero. Según las investigaciones de la
Comisión del 11-S, se tiene también constancia de que fue usado algún tipo de
spray para retener a los pasajeros en la cabina de primera clase. Asimismo, se amenazó con la presencia de una bomba en tres de los aviones; no fue así en el American Airlines 77. Según las conclusiones de esta comisión, se piensa que los avisos de bomba eran probablemente falsos.
En el cuarto avión, la
caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el control de los aparatos, a lo que los secuestradores reaccionaron moviendo el avión en un fallido intento para someter a los pasajeros. De acuerdo con la grabación 9-1-1, uno de los pasajeros,
Todd Beamer, pidió a la persona con quien hablaba por teléfono que rezara con él y al finalizar simplemente dijo
"let's roll". Poco después, el avión se estrelló en un campo cercano a
Shanksville, en
Pensilvania, a las 10:03.11 am hora local. Existe un debate acerca del momento exacto en que el avión chocó contra el suelo, ya que los registros sísmicos registran el impacto a las 10:06 am. Posteriormente el líder de Al Qaeda capturado
Khalid Shaikh Mohammed dijo que el vuelo 93 tenía como objetivo el
Congreso de los Estados Unidos.
La expresión
"let's roll" comenzó a ser ampliamente usada en los Estados Unidos después de los ataques.
Neil Young compuso una canción con ese título como tributo a las víctimas. Por su parte, la viuda de Beamer patentó la frase como marca registrada.
Los atentados extendieron la confusión en todos los Estados Unidos. A lo largo del día se sucedió la publicación de todo tipo de informes y noticias sin confirmar y contradictorias. Una de las más persistentes fue la de que había estallado un
coche bomba en la sede central del
Departamento de Estado de los Estados Unidos, el
edificio Trumann en
Washington D.C.. Esta falsa noticia pasó por las
agencias de noticias y llegó a ser publicada por varios periódicos ese día. Otro informe difundido por la agencia
Associated Press afirmaba que el vuelo 1989, un avión Delta 767, había sido también secuestrado. La noticia resultó ser también un error; el avión había sido considerado brevemente como en riesgo de secuestro pero finalmente respondió a los controladores aéreos, aterrizando a salvo en el aeropuerto de
Cleveland,
Ohio.
La respuesta estadounidense
Búsqueda de supervivientes, recuperación de cuerpos e indemnizaciones
En las horas siguientes a los ataques, se inició una operación de búsqueda y rescate a gran escala con más de 350 perros especialmente entrenados. Solo se lograron encontrar a unos pocos sobrevivientes malheridos, y en las semanas posteriores se hizo evidente que no se iban a hallar más.
La recuperación de cadáveres llevó meses. Simplemente el apagar todos los fuegos que ardían entre los escombros se demoró semanas, mientras que el desescombro completo no terminó hasta mayo de 2002. Se instalaron miradores provisionales para observar el trabajo de los equipos, que fueron retirados el
30 de mayo de
2002.
Asimismo, se iniciaron muchas recogidas de fondos para ayudar a las víctimas de los atentados y a los familiares de los fallecidos. Una vez cumplido el plazo para pedir las indemnizaciones (
11 de septiembre de
2003) 2.833 personas habían recibido el pago.
Respuesta pública
Los atentados del 11 de septiembre tuvieron un efecto abrumador sobre la población. Los cuerpos y fuerzas de seguridad (conocidos como "los primeros en responder") que intervinieron en las labores de rescate y auxilio, especialmente los bomberos, fueron aclamados como héroes. Policías y miembros de equipos de rescate de todo el país se concentraron en Nueva York para la recuperación de cuerpos. Las
donaciones de sangre experimentaron un auge.
Otra respuesta supuestamente patriótica menos loable fue el aumento del
racismo y hostigamiento contra las personas de origen
árabe. Otros grupos originarios de Oriente Medio fueron frecuentemente confundidos con los árabes y víctimas de esta
xenofobia, particularmente los
sijs, que tienen la tradición de llevar turbantes, signo que en Occidente se suele asociar al
Islam. Balbir Singh Sodhi fue asesinado de un disparo el 15 de septiembre, confundido con un musulmán. Al menos otras 8 personas sufrieron la misma suerte.
Políticamente, la población respaldó masivamente al gobierno en su labor antiterrorista. Así, el índice de aprobación del presidente
George W. Bush alcanzó el 86%. El 20 de septiembre, el presidente habló ante la nación y la sesión conjunta del
Congreso de los Estados Unidos, explicando los sucesos del día, la actuación de su gobierno en los 9 días transcurridos y sus planes de respuesta. El alcalde de Nueva York
Rudy Giuliani fue aclamado tanto en Nueva York como en todo el país por su reacción a la catástrofe terrorista.
Medidas de seguridad interna en Estados Unidos
Tras los ataques, se registraron las huellas de 80.000 árabes y musulmanes bajo la
Alien Registration Act de 1940. 8.000 de ellos fueron entrevistados y 5.000 extranjeros fueron detenidos bajo la resolución conjunta del
Congreso de los Estados Unidos 107-40, que autorizó el uso de fuerza militar para detener y prevenir terrorismo internacional en los Estados Unidos.
A causa de los atentados, la opinión pública se centró sobre todo en materia de seguridad nacional, e incluso se creó una nueva agencia federal a nivel de gabinete, el
Departamento de Seguridad Nacional, reorganizando así la lucha antiterrorista.
Asimismo se aprobó la
Ley Patriótica (USA PATRIOT Act), suspendiendo y limitando algunas libertades y derechos constitucionales con el fin de aumentar la seguridad interna de los Estados Unidos. Esta medida ha sido duramente criticada por defensores de los derechos civiles, que ven en ella una violación de la privacidad de los ciudadanos, además de una relajación del control judicial sobre los cuerpos de inteligencia.
El 11-S fue también el argumento utilizado por el gobierno de Bush para iniciar una nueva operación de la
Agencia de Seguridad Nacional con el objetivo de registrar las comunicaciones de ciudadanos estadounidenses con el extranjero.
70
Los cambios en la vida cotidiana de la población y la exigencia de un compromiso directo con la seguridad han sido considerables. En cada medio de transporte se han colocado carteles y altavoces que repiten la consigna "If you see something, say something" ("si ves algo, di algo")
Comisión del 9/11
La Comisión Nacional sobre los Atentados Terroristas contra los Estados Unidos (en inglés
National Commission on Terrorist Attacks Upon the United States y más vulgarmente la
Comisión del 11-S), presidida por el ex gobernador de
Nueva Jersey Thomas Kean, fue formada a finales de 2002 para preparar un informe completo de los atentados y de las circunstancias con ellas relacionadas, incluyendo desde la preparación a la respuesta inmediata de las autoridades estadounidenses. Dicho informe fue publicado finalmente el
22 de julio de
2004.
Repercusiones Internacionales
Los ataques tuvieron ramificaciones globales. Gobiernos, asociaciones y medios de comunicación lo condenaron en todo el mundo.
72 Especialmente famoso fue el titular del periódico francés
Le Monde:
Nous sommes tous Américains (Somos Todos Estadounidenses)
Tras los atentados, la administración Bush declaró la llamada
guerra contra el terrorismo, con los objetivos de llevar a Osama bin Laden y al-Qaeda a la justicia y prevenir la acción de redes terroristas
anti-estadounidenses. Estos objetivos se conseguirían a través de sanciones económicas y militares contra estados percibidos como protectores de terroristas y aumentando la vigilancia e inteligencia global.
Aproximadamente un mes después de los ataques, los Estados Unidos de América, con la colaboración de una coalición internacional,
invadió Afganistán, cuyo gobierno había dado apoyo a fuerzas de Al-Qaeda.Particularmente importante fue el apoyo del gobierno
pakistaní, que tras los atentados se alineó con Estados Unidos, cediéndole bases para la guerra en Afganistán y arrestando a más de 600 sospechosos de colaborar con al-Qaeda.
Respuesta internacional
Tras el 11-S, numerosos gobiernos aprobaron leyes antiterroristas o endurecieron las ya existentes, particularmente de cara al terrorismo islámico. Entre ellos estuvieron el
Reino Unido, la
India,
Australia,
Francia,
Alemania,
Indonesia,
China,
Canadá,
Rusia,
Pakistán,
Jordania,
Mauricio,
Uganda y
Zimbabue. Una consecuencia de dichas medidas fue la congelación de cuentas bancarias asociadas a Al-Qaeda.
Los servicios de seguridad e inteligencia de varios países (
Italia,
Malasia,
Indonesia,
Filipinas...) arrestaron tras los atentados a personas relacionadas con células varias de al-Qaeda.
Dichas medidas han sido objeto de críticas varias, que las ven como un atentado a las libertades individuales, como un recorte de derechos y, en general, como un aumento de la injerencia del Estado en la intimidad de los ciudadanos.
Hipótesis conspirativas
Desde que se produjeron los atentados han surgido varias hipótesis a las que se suele agrupar bajo la denominación de
teorías conspirativas, que sostienen que las conclusiones alcanzadas en la investigación oficial no resultan consistentes con los hechos.
En general, en estas teorías se cuestionan la posibilidad de que un Boeing 757 hubiera embestido contra el Pentágono; que las Torres Gemelas o la Torre Nº 7 del World Trade Center hubieran podido derrumbarse como lo hicieron a raíz del impacto de los aviones, y no como consecuencia de la colocación de cargas explosivas, en una demolición hecha a control remoto; que en el vuelo 93 de United hubiera existido un enfrentamiento entre los pasajeros y los terroristas... Por lo general estos autores afirman haber encontrado incongruencias que ponen en duda toda la versión gubernamental. Algunas de las supuestas inconsistencias que los críticos mencionan serían el hecho de que, en teoría, era imposible que un avión pudiera acercarse al Pentágono sin accionar las defensas antiaéreas o que el FBI hubiese localizado el pasaporte intacto de uno de los terroristas dentro de los restos humeantes del World Trade Center. Otras incongruencias están basadas en las irregularidades económicas acaecidas, antes, durante y después de los atentados.
En cuanto a los autores, algunas de estas teorías sostienen que algunos miembros del
gobierno de los Estados Unidos conocían los planes de atentar contra las torres gemelas pero no hicieron nada para impedirlos. Otras llegan incluso a acusar directamente al propio gobierno de Estados Unidos de planear y ejecutar los atentados.
Entre los principales opositores a la versión dada por el gobierno estadounidense se encuentra el periodista francés y director de la web de extrema izquierda
Red Voltaire Thierry Meyssan, quien escribió un libro titulado
La gran impostura. En su trabajo, Meyssan exhibe una serie de razones y argumentos por los que, según él, no es posible dar por cierta la versión gubernamental.
Otro de los más acérrimos críticos es el profesor estadounidense
David Ray Griffin, autor del libro
Desenmascarando el 11-S donde hace un análisis punto por punto de los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 2001. Griffin afirma haber encontrado al menos 115 fallos lógicos graves en la versión oficial de los atentados.
En honor y solidaria a las familias de las victimas y héroes de aquel día.